Creo conveniente realizar una reflexión sobre la situación actual en el que se encuentra el sector de la Restauración de Bienes Muebles e Inmuebles tras la supresión de la Clasificación Administrativa emitidas por la Junta Consultora del Ministerio de Hacienda para los grupos N-5 y N-8, así como la reducción de la clasificación K-7 para obras de menos de 300.000,00.-€, que viene a ser el 80% de los concursos de la administración pública.
Tras esta modificación del eximente de clasificación, las diferentes administraciones tienen que incluir en los concursos la “solvencia económica y solvencia técnica”. Esta situación da lugar a cierta confusión ya que la solvencia económica se basa en aplicar una ecuación de multiplicación por 1,5 el importe de la licitación para pedir esa facturación mínima anual de la empresa.
Puede ocurrir que la licitación sea plurianual, lo que da lugar a interpretaciones. Hemos sido testigos del cambio de estos importes en rectificaciones del propio concurso.
En cuanto a la solvencia técnica no hay criterios unificados y depende de la interpretación de la norma.
Creo que hemos ido un paso para atrás, ya que en la actualidad no existe un registro de empresas especializadas en intervenciones de restauración que dé a la administración una seguridad técnica sobre la intervención a realizar.
Si miramos a países de nuestro entorno, vemos que esta homologación existe en muchos de ellos creando una seguridad a la propia administración sobre la idoneidad de estas empresas, a la hora de intervenir en obras de arte de indudable valor cultural, artístico y económico. Encontraremos en Francia “L’excellence française valorisée par le label EPV” o en Estados Unidos la figura de “Federal Government prime contractors“.
España existe el Registro de Empresas Acreditadas (REA), que depende del Ministerio de Trabajo y Economía Social, para el sector de la construcción, obligatorio para toda aquella empresa que pretende ser contratada o subcontratada para trabajos de construcción.
Estos registros de empresas vienen avaladas por la propia administración, en nuestro caso debería ser por el Ministerio de Cultura y no el de Hacienda y se valorarían los años de experiencia, la facturación anual, empleados en plantilla y el curriculum de la empresa.
Tendríamos que hacer distinción entre empresas de bienes muebles y empresas de bienes inmuebles, ya que las intervenciones a realizar son claramente diferentes en el grado de especialización de los trabajos a realizar y los especialistas que intervienen.
Igualmente sería conveniente hacer diferentes niveles de clasificación, atendiendo, como así ocurría, con las anteriores clasificaciones, al volumen económico del concurso.
En la Asociación de Empresas de Restauración del Patrimonio Histórico de ARESPA, se exige, para su ingreso, el presentar el currículo de la empresa, para que los propios asociados den el visto bueno a su inclusión en la Asociación.
En el comité de evaluación deberían estar representados el sector público, el sector académico y el sector empresarial. De este modo se podría dar unanimidad en los criterios para concursar en los diferentes proyectos de intervención en el Patrimonio Artístico Español.
Sabemos que el sector empresarial dedicado a la Conservación del Patrimonio, está muy afectado desde la crisis de 2008, lo que ha originado la migración del sector a otras actividades, como puede ser la construcción o decoración.
Todos estamos viviendo la falta de especialistas tanto en Oficios Artísticos como en Oficios Tradicionales. Solo en algunas empresas se está salvaguardado estas técnicas artísticas a base de grandes sacrificios, sí, es importante salvar el “conocimiento inmaterial” de las técnicas artesanales, así como la especialización del sector.
Creemos que una sociedad avanzada como la nuestra, con un legado Patrimonial tan extenso debe poner orden, para evitar atropellos y chapuzas.
Sabemos que muchos conservadores, arquitectos y prescriptores tienen verdaderas dificultades a la hora de ejecutar sus proyectos de rehabilitación y restauración por la falta de mano de obra cualificada así como definir la idoneidad de la empresa ejecutora.
Estoy convencido, después de trabajar 40 años en el sector de la restauración de obras de arte, que crear este registro será un paso importante en poner orden en este sector tan esencial en la Conservación de nuestro rico Patrimonio Artístico.
